Un poco peligrosas, no lo suficientemente concretas como para fiarse. Mejor dicho, no son de fiar, porque son cambiantes. Son volátiles, efímeras.Es el tiempo quien muchas veces esclarece los tantos. El muy intrépido se aprovecha de su condición de tal ( esa tan particular para poder hacer que ciertos momentos sean eternos y tantos otros se esfumen en un santiamén) y se hace esperar. En esa instancia la ansiedad, por ahi pasa y se pega una vuelta por tu casa, para poder generar más confusión de la existente y así empezar a desesperar al pobre mortal que la padece, terminando este muchas veces en la desorientación total. A tal punto que no sabés para que lado agarrar.
Ahi es donde empiezan las teorías propias. Tratamos de descubrir la verdad(?) del asunto. Nos hacemos cabeza (diría un amigo) queriendo saber bien de donde sale todo eso que nos produce aquel sentimiento pariente de la frustración.Muchas veces esta instancia es de lo más improductiva porque generalmente empeora las cosas.
Por último terminamos queriendo pragmatizar el problema, tomando contacto con él a modo de factus in factus asuntus terminatus y ahi es donde nuestras sospechas más sospechadas se destapan y nos tiran la posta.
1 comentario:
Muuuuuuy buena manera de explicar la confusion.
Besos, Ce!
Publicar un comentario