Strangers in the night

La primera vez que lo vi, fue magia. Nada de todo lo que venía pensando siguió ahí.
Yo venía de una de mis caminatas despejamales y lo vi a pie. Remeringa al paso y jeans gastados me demostraron que mucho que ver conmigo tenía,pero que poco modo de acercarme había.
Mi risa brotó empañando el llanto anterior y todo lo que venía siendo gris cambió.Fue ahí cuando empecé a pensar en otras cosas y a volar como siempre y divagar sobre un futuro incierto con otro fulano que aparecía (para variar) y me embelesaba con su andar muy particular, por cierto.
Jamás pensé que alguna vez un hola saldría de su boca y eso fue para mi la bocanada de aire que más respiro me dio por un tiempo prolongado.
El hola se convirtió en el beso del adiós más eterno que alguien puede dar.
Más holas se sumaron en algunas horas diarias y ya después lo conocía como si nada. El hola ya tenía onda cual charla de pasada.
Hasta que pasó.No se como,pero terminamos hablando de madrugada y contándonos con vehemencia y calor asuntos internos y otros no tanto de cosas que nos pasaban y otras que todavía no.
Para mi fue volver a reír.
Para mi fue un suspiro de color
Pero así quedó, como siempre inconclusa mi pasión, que se inyecta razón para calmar la adrenalina seductora, irracional y sabrosa...
Yo por si acaso le regalo mis cielos, para que su regazo tenga atardeceres descalzos...